Gracias por haber sido parte de este sueño

Gracias será palabra multiplicada. Como ante tantos acontecimientos colectivos e individuales que emergen a la superficie, antes y durante, en forma invisible o subterránea hay otra serie de hechos que, encadenados, evidencian ese momento que mañana, o dentro de instantes, será un hermoso recuerdo.

Por eso el tesoro de 100 horas en Buenos Aires, en Tecnópolis, con las caras de asombro a cada paso, llegaron tras extenuantes jornadas de estudio y de trabajo, caminatas y sentidos prestos para incorporar conocimientos, personas que entregaron su tiempo y ganas de transmitir: si de reconocer la historia se trata, las plantas nativas junto a su sabiduría nos hicieron repasar gran parte de la historia propia de la fundación Ceferino que, en más de 30 años hizo y hace de la educación con el trabajo una forma de vida.

Puesta en escena. Abundante material formó parte del trabajo sobre plantas nativas. El mismo se generó durante diversos encuentros con especialistas -entre ellos docentes de nuestra institución- e incluyó trabajos de campo, cartografías, registros visuales, presentaciones tanto en la feria de ciencias de provincia como en Tecnópolis.

Porque en la reciente presentación hay un hilo de antiguas manifestaciones en foros en nuestra ciudad, en la provincia y en parte de nuestro querido continente. Como huéspedes o como anfitriones allí estuvimos con los que otrora eran pibes y ahora acompañan a pibes de este tiempo. Con las huellas de quienes no están aunque -contradicciones mediante- sí lo estén. “Educación en democracia, ¿Tarea cumplida” fue el título de una de las jornadas de reflexión organizadas por la institución. 26 años luego de aquél 1983 nos interrogábamos en voz alta. A casi dos décadas de ese octubre reforzamos la pregunta. Por eso este camino en donde la insistencia es acción clave.

Para arribar a Buenos Aires hubo escalones fundamentales. Por eso vaya el profundo agradecimiento para quienes desde su lugar institucional en esta hora han hecho posible este inicio de diciembre, fin de este año, un momento especial.

Polifuncional. Diego Beroiza, uno de los jóvenes que participó del viaje, ya había expuesto en la plaza central de Puerto Madryn y en un conversatorio junto a personas de la ciencia -incluyendo a un investigador de México-. Aquí, en la imagen, comparte una de las propiedades de las plantas nativas.

A la municipalidad de Puerto Madryn en la figura del intendente Gustavo Sastre y el secretario de gobierno, Martín Ebene, la legislatura provincial en nombre de su presidente, el Vice Gobernador, Ricardo Sastre, a la Dirección Nacional de Fiestas Nacionales y Eventos de la la Secretaría de Promoción Turística del Ministerio de Turismo y Deportes en la figura de su conductora, Fernanda Daniela Rodríguez, el Cenpat, (con quienes se trabajó desde principios de año) con su director, Rolando González José y equipo, Conicet (la logística en Buenos Aires), Cecilia Cisneros, Micaela Brero e Imanol López, la concejala de nuestra ciudad, María Eugenia Domínguez, a las representantes del sindicato de Camioneros, Tatiana Goic y Nadia Garay, “Pichi Malen”-una creación de Lorena Pacha-, “Pollo” Diorio, compañero de siempre, Leo y la conducción del colectivo que nos trasladó durante la estadía, Maxi que fue puente desde la cultura y a cada vecina y vecino de Puerto Madryn que hizo fuerza para poder llegar a la feria de Ciencias nacional.

Pasajes, alojamiento, material de trabajo, recorridas en forma de excursión, gestiones permanentes son algunas de las formas de ese sostén que, recalcamos, agradecemos profundamente.

Plantando nativas. Al igual que en la plaza San Martín, en Tecnópolis, estudiantes de la escuela 1737 trasplantaron especies de la región.

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